No confiar.




No hay que confiar, hay que tener el corazón apagado, no hay que demostrar mucho afecto, no hay que querer mucho. Guarda algo para ti, no entregues todo, se cautelosa, camina con pequeños paso, no vayas muy rápido. Desconfía de quien quiere tener tu confianza, no creas en el cuento de hadas, no creas que él cambiara tú vida, eso es muy tonto y tú no eres ninguna tonta.

Ir en contra de tus principios, siempre lo haces, vociferas una sarta de mentiras que quieres que otras pongan en práctica cuando ni siquiera tú las respetas, eso es demasiado tonto.
Tú das mucho cariño, es que tienes tanto dentro de ti, tienes tanto cariño guardado que cuando encuentras a alguien que te da el meñique crees tenerlo todo, y eso no es cierto, no tienes nada de él, nada.

Creas una serie de consejos que debes de seguir cuando conozcas a alguien nuevo y ese alguien quiera algo contigo, creas consejos de cómo llevar un posible amorío, uno correcto, uno que vaya con tus principio, que no te haga sentir una puta, una mujerzuela. Que te vean cómo eres realmente, que sepan lo que piensas, que sientan contigo. Pero ni tú sigues los consejos, para ti son solo mas que estupideces, porque en ese momento no piensas, solamente te dejas llevar por el momento. Crees que es cierto lo que dicen “disfruta el momento”, eso será cierto para los que no tiene corazón, los que no tienen sentimientos, pero para mí no tiene nada de cierto.

Nuevamente esta pesadumbre me persigue, nuevamente caí en el círculo del que salí muy airosa y no quise regresar, no sé si fue mu culpa, no sé si soy yo, si doy mucho, si doy poco. ¿Acaso es mejor no dar nada?, seré una piedra que reciba y no se moldee ante nada, que no cambie, alguien que no sienta y sólo cuando vea al otro morir cambiara por él.

Tengo rabia contra mí, eso no es bueno, yo no puedo odiar a otras personas, nunca siento odio hacia nadie, cada vez que pasa algo me culpo, se que algo hice mal. Quizás realmente algo hice mal esta vez pero lamentablemente no sé que es, no sé que mas pude dar, de repente no debí dar nada tan solo recibir. No sonreír, no sentir, no dar, no creer, no hablar, no esforzarme por nada; como dijiste simplemente te quiero pero no como tú quisieras.

Bien, mi espíritu masoquista está presente siempre, quiero que se vaya ya no quiero dañarme y pensar que todo es mi culpa, acaso habrá alguien. Realmente pienso, pienso y nuevamente pienso, creo que nadie nunca me entenderá.

Las personas que no viven historias de amor apasionadas escriben sobre ellas y viven, quizá yo todavía no las escribo es por eso mi emoción al leerlas, ahora sé la razón por la cual me identifico tanto con ellas. Ellas son yo y yo soy ellas.

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