Cada vez que algo me aflige lo
escribo, lo escribo para aminorar ese sentimiento que insiste en acaparar los
espacios de mi mente. Escribir es una vía de escape, es como si esa aflicción fuera
extraída de mi cuerpo para ocupar un lugar en este mundo de una forma distinta.
Los que escriben se benefician de las acciones más bajas del
mundo, son meros observadores de las crueles realidades por las que pasa la
humanidad. Escriben cosas de todo tipo, cosas que gustan, cosas que disgustan, cosas que
odiamos, cosas que amamos. Escriben sobre un mundo distante de su accionar concluyendo
verdades inciertas.
Se escriben historias que no son fáciles
de construir pero se arman poco a poco aprovechándose de esos individuos comunes
que ocultan vidas extraordinarias. Una fabulosa historia puede surgir, en el
mundo real, en un momento inesperado o cuando se conoce a ese alguien que te servirá
para dotar de palabras tu historia.
Todas las novelas tiene algo de
real, toda novela forma parte tangible de la vida o mente del escritor, pero
este entremezcla hechos reales con ficción para desorientar al lector con el
fin de no descubrir en qué momento la línea se rompe entre lo real y la ficción.
Cualquier historia no nace de la noche a la mañana, se requiere un arduo
esfuerzo, investigación, imaginación y aprovechamiento sobre todo.
Los escritores son capaces de acercarse
a la peor mugre del mundo con el fin de hallar esa ansiada historia. Los periodistas
actúan de la misma manera, ya que son amigos de todos a la hora de entrevistar
o conseguir una entrevistas para luego sacar las garras y servirse de todo el
conglomerado de ideas que suelta el ingenuo hablador creyendo ser escuchado.
Pueden escuchar al ser más recalcitrante
del mundo, pueden estar en el lugar más aborrecido, pero como ser porfiado
salen airosos dispuestos de ideas listas para convertirlas en palabras con sincronía.
Observas desde lo alto, no te
mezclas, marcas la diferencia, eres diferente o eso crees ser. Crees ser
superior, ya que te acercas con una mira, de otra forma no estarías ahí. Eres amable,
no titubeas, te adaptas a las circunstancias, crees ser superior, crees tener
el control pero acudes a ellos por no ser capaz de más, por necesitar ideas que
te salven. Finalmente los autores de las ideas sin forma terminaran con un puñal tuyo en la espalda, muchos
serán apuñalados cuando la palabra se forme y la historia se consuma.
El escritor es el ser más
aprovechador de todos los entes que viven en este mundo ingrato y puñalero. Se acercan
con el fin de encontrar satisfacción en una conversación ligera sin saber que
poco a poco se alimentan de tus palabras, gestos, acciones, reacciones,
indiferencias para luego plasmarlas a través de palabras adornadas logrando
confundirte, atarantan con su escritura adornada, pero si sé es perspicaz se descubre al escritor aprovechador.
Ellos, los escritores, esos seres
sensibles vestidos de corderos son de los que debes cuidarte. Cuídate de los
que quieren convertir tu vida en una novela, de los que se apasionan por tus
palabras, de los que se acercan sin claridad o rumbo específico, ya que sus
mentes apropian mayor lucidez cuando proliferas palabras e historias innecesarias.
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