Salgo de mi casa, estoy apurada, no tengo temores, mi único afán es llegar al paradero sana para poder coger un micro que me lleve directo a la universidad sin ningún inconveniente.
Al caminar por la av. Tinoco para dirigirme al paradero de la av. Panamericana siento temor, temor, En este lugar siempre camino rápido, antes lo hacía escuchando música para salir de la realidad y no dejar que los otros me atormenten. Voy con unos zapatos altos que compre con mi mama en Miraflores un día anterior, voy con un vestido azul que me llega hasta las rodillas, ¿muy provocativa?, no lo creo.
Ahora estoy con los oídos abiertos al mundo y comienzan. Paso por una obra en construcción y comienzan, quisiera que en ese momento la tierra me tragara, quisiera estar vestida como las musulmanas para que ninguna parte de mi cuerpo quede al descubierto, malditos solo quiero que se callen y me dejen de molestar. Sigo caminando y mas trabajadores de construcción vienen en bandos, en grupos, muchos hombres pasarán a mi alrededor, mis odios siguen abiertos, quiero taparlos con cera, no quiero escuchar, me atormentan sus comentarios tan groseros, quiero llorar, estoy sola, sola ante esa gran cantidad de hombres que me ven con lascivia. Me siento reducida, quiero recuperarme pero continúan uno tras otro, y ahí vienen más, diviso a más hombres, los miro fijamente pero esto no parece perturbarlos, más bien les gusta. Miro al suelo para que no se den cuenta de mi presencia, sólo quiero llegar al paradero, sólo quiero llegar al paradero sana y salva en mi moral, subir al micro, que nadie me moleste, tener un viaje tranquilo.
Por esta situación de acoso pasan muchas mujeres en el Perú y el mundo. Yo paso por esto cada vez que quiero ir al paradero a tomar un carro, cuando quiero caminar tranquila por las calles, hay hombres que ven a la mujer como un pedazo de carne apetecible y quieren apoderarse de ella. Comienzan a emitir palabras con contenidos sexuales como lo que me dijeron a mi esta semana “quiero hacértelo”, “que rica estas”. En una ocasión trataron de tocarme, pero gracias a mi reacción lo impedí. Desde los 12 años cuando iba al colegio en un micro y un hombre me quiso meter la mano, he sufrido acoso por hombres en la calle, acoso verbales y en algunas ocasiones se han querido sobrepasar.
Pero que se puede hacer contra ellos, si sólo pronuncian esas palabras groseras y se van, ¿detenerlos a increparles? Yo cada vez que salgo siento miedo, miedo ante estas palabras miedo ante este acoso, por eso los odio, por eso tengo temor de caminar sola.
Acaso piensan que nos alagan con estas insinuaciones tan vulgares, porque no pueden dejar que una camine libremente por las calles sin que nadie te mire o moleste, esto daña, y daño en el fondo. Con esto han conseguido que me vuelva un ser listo para la lucha, agresiva ante estas situaciones, ahora no se puede confiar en nadie, ya basta.
Esto lo paso día a día, cuando me dirijo a cualquier lugar, yo no lo busco porque no voy con ropas provocativas, no me exhibo, pero ya basta de este acoso, estoy harta que los cobradores, choferes, taxistas, albañiles, trabajadores, obreros, molesten a las chicas. Porque las palabras te atormentan, de eso no hay duda, ya basta de este abuso verbal que sólo hace que quieras desaparecer, ya basta.
La próxima vez que me suceda algo así mi reacción puede ser fatal, pero ellos se los buscaron con sus insinuaciones indecentes día a día.
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