Conozco las
miserias de la vejez. Las observo de lejos, les doy la espalda, me aparto, las
olvido.
Cuando las piernas
no funcionan, un paso se complica, la mente los traiciona y el cuerpo no
es el mismo ¿Ellos lo notan? ¿Ellos notan el rechazo?
Escupen,
ensucian, se ensucian, no se bañan, olvidan. Todos los días son iguales y las
horas no pasan.
- ¿La
una? La una habían sido – sí y hoy es
sábado, no lunes.
-
No
hay comida, tengo hambre – pero acabas de tomar desayuno.
-
No
me voy a bañar, hace frío. Yo me baño todos los días pero en la noche – solo te
bañas una vez a la semana.
-
Creo
que a tu hermano lo han metido a la cárcel- no, él está trabajando.
-
¿A
qué hora viene tu primo? Ayer no vino a dormir- sí, vino, pero tú estabas
dormida.
-
¿Dónde
está tu mamá? – acaba de salir ¿no te acuerdas?
-
¿Quién
está ahí? – soy yo abuelito, estoy estudiando ¡por favor, no hagas ruido!
-
¿Quién
eres tú? ¿Cómo te llamas? ¿Rebeca, Alexandra? – soy Silvia, tu nieta.
-
¿Y
dónde vas a dormir? – en mi cuarto, sí, ese es mi cuarto.
-
¡Ay,
no molestes! Si me acabo de cambiar el calzón – no, eso fue ayer.
-
No
te vayas a ir muy tarde, es peligroso – abuelita yo vivo aquí.
-
¿No
tienes frío? Ponte una chompa, cuando seas vieja vas a sufrir como yo – es verano,
tengo calor.
-
Esa
falda está muy corta ¿vas a salir así? – sí, ya me voy.
-
Pero
solo he orinado – igual tienes que jalar el baño.
-
Vieja
(o), yo no soy vieja (o) - …
-
¿Qué
hora es? Las cuatro, tengo que ir a la iglesia – anda, como todos los días.
-
La
misa estuvo bonita pero no me acuerdo que dijo el padre - …
-
Tienes
que saber cocinar, al hombre se le amarra por la barriga – no…
-
Qué
mala mujer - …
-
Qué
triste, triste, triste la vida – (algún día seré igual)
Luego ves
sus ojos, te resignas, olvidas y miras a otro lado. Igual los quieres.
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