Transportarse en servicio público
casi siempre es desastroso, sobre todo en esta Lima tan caótica, es por eso que
cuando alguien te ofrece transportarte en un servicio particular a tu lugar de
estudios o trabajo siempre es una satisfacción, tranquilidad y seguridad que
llegaras en completa paz. Llegaras sin tener que pelear con una señora que
quiere abrirse paso entre la multitud de pasajeros, todos viajando como
sardinas enlatadas, viajar en un servicio particular siempre será lo mejor.
Al menos eso pensé, pero
parece que el día de ayer el transporte confabulo en mi contra. En la mañana me
sentí muy emocionada, ya que mi padre me ofreció llevarme hasta la universidad,
algo que no es tan común. Obviamente me alegre de no tener que viajar en micro,
de no tener que esperar como todos en la paradero del autobús, de no tener que
viajar casi en la puerta y no sufrir los empujones recurrentes a los cuales los
habitantes de Lima estamos acostumbrados en un viaje a bus.
El hecho es que no fue todo
como yo lo pensé, el carro de mi padre termino averiándose en la subida de la Costa Verde , genial cual seria
mi fin ahora. Bueno esto no fue tan desastroso, sólo algo incomodo, ya que después
de esperar media hora a que un bus pase para que me lleve a la universidad,
finalmente llegue sana y salva. Mi padre por su parte tomo la retirada y fue a
arreglar el auto.
Lo peor se aconteció en la
noche, al salir de la universidad a eso de la 10 de la noche, suelo tomar un
bus llamado comúnmente “San Bartolo”. Me movilizo en este bus, ya que toma la
ruta mas corta, si es que se podría decir así, ya que mi hogar queda demasiado
alejado de mi universidad y me toma alrededor de una hora el viaje.
Luego de los acostumbrados empujones,
roces con las personas y de otros tipos, como mencione en mi post anterior. Muy
a parte del largo viaje a pie que uno tiene que hacer después de un largo día
de trabajo, estudio o desgaste físico que la gente común realiza día a día. Lo único
que quiere una persona a esa hora es llegar a casa y dormir.
De un momento a otro el bus
para, no avanza, la gente se indigna, se pone furiosa, comienzan a reclamar. Un
policía de transito paro este bus lleno de alrededor 60 personas, el conductor había
cometido una infracción y lo peor todo no tenia papeles.
Pero la gente tiene una concepción
predeterminada de los policías de transito, así que arremeten con sus
comentarios, “seguro quiere plata”, “se conciente, la gente quiere llegar a su
casa”, “este tombo seguro quiere sacar para su día”, “ya dale su propina no mas”,
lo último se lo dicen al cobrador.
Las personas no creen que el policía
esta haciendo su trabajo, las personas lo que creen es que el único afán de la policía
es sacar un poco de dinero al chofer y al cobrador. Existen obvias razones para
pensar así de ellos, es increíble como todas, pero todas las personas sólo
piensan que los policías quieren sacar plata y no hacer su trabajo. Esto porque
no hay ciudadano en el Perú que no se haya topado con un policía que le pida
dinero a cambio de no ponerle una papeleta o no ejercer la ley sobre el,
simplemente es lo que todos piensa.
Lo peor para mi fue que el
bus paro en el peor lugar de Lima, donde hay rateros, malandrines y demás cosas
que la noche abraza al comenzar. Lo que hago en estos casos es simplemente
ponerme al lado de alguna señora que no tenga cara de loca o alguna chica que parezca
normal, ya que en esta ciudad se encuentra de todo.
Después de esperar llega un
bus de la misma línea del bus anterior, la gente se avalancha sobre ella, yo
logro subir la grada del primer escalón para entrar por la puerta, arremeto
contra todos, empujo, no me importa nada, lo único que me importa es llegar a
casa y salir de ese caos que aqueja a una solitaria calle en Lima.
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