La noche del oráculo de Paul Auster



Una novela cuyo relato se deja llevar por las pequeñas y aparentes casualidades de la vida. Mágica, inquietante y ágil Auster nos presenta a Sidney Orr un escritor en plena decadencia artística a causa de una enfermedad  de la cual se está recuperando y de la que nadie esperaba que sobreviviera.

Perseguido por arbitrarias hemorragias nasales Sidney ve revitalizada su labor artística al toparse con un enigmático cuaderno azul portugués. Sus hojas, su lomo, su color, su textura le da el empujón para elucubrar una historia tan ilusoria como su vida misma.

Historia que contempla a Nick Bowen, personaje que se dará vida a partir de Flitcraft, otro personaje que aparece en El halcón maltés y el cual decide dar un cambio repentino a su existencia debido a una confrontación cercana con la muerte. Este es el relato que revitalizará al protagonista hasta llevarlo a una escena sin salida, una escena en la que él mismo se ha metido y emulará su realidad.

Viviendo de espaldas a la realidad el famélico escritor confía plenamente en su esposa Grace a la cual ama y respeta con una solemnidad propia de su agradecimiento y bondad. Orr va descubriendo a partir de diferentes conductas que su esposa es un ser misterioso y lleno de contradicciones.

John Trauser, galardonado escritor, forma parte de la vida del renaciente escritor. Este le da impulsos e ideas que van más allá de la simple bondad. Amigo de reflexiones, entre las cuales fluye una que, a mi parecer, marca el relato en su totalidad: quizá una escribe algo sabiendo que ya sucedió o tiene la certeza de que pueda suceder.

Una novela que se empieza y no se deja de lado hasta lamer la última página. Revitalizó en mí el ímpetu de los pequeños detalles y la magia que se presenta casi siempre en nuestras vidas. Es como tener un ovillo de lana a tu costado, puedes decidir verlo y pasar por alto o detenerte y desembrollarlo, descubrir la simple magia del acto.

Compré esta novela en la Feria del Libro del año pasado y ha sido un gusto y a la vez una desdicha leerla. Saber que ese librero de mi cuarto abarrota innumerables historia que esperan ser conocidas y que son dejadas de lado. Sin embargo, siempre se presentará la ocasión para conocerlas, ocasión que debe ser atraída con premura y en la que el tiempo es pieza fundamental para su dominación.

La noche del oráculo me acerca nuevamente a un mundo en donde se ama, vive, aprecia y enarbola el hecho de contar historias. Como siempre he pensado: la literatura te da ese descanso preciso y ese aliciente esencial que uno necesita en la vida

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